Habían pasado poco más de cinco
años desde aquel día de San Valentín.
Un niño pequeño y con rizos correteaba jugando con un perrito bajo la atenta mirada de los dos chicos que lo acompañaban.
Nath no dejaba de vigilar a su hijo, pensando lo mucho que le recordaba a Él.
Kuro había estado ingresado varios meses más en el hospital, siendo visitado todos los días por Nath y varias veces por Kandy, Jak, Natsu, Kou, Nacho e incluso Nazz.
Todos habían puesto de su parte para que el chico no lo pasara mal, y él había hecho lo mismo con los demás.
Kuro luchó con fuerza durante aquellos meses, pero el cáncer pudo con él. A Nath le costó mucho asimilar la muerte de su amado e incluso se había encerrado en casa y había dejado de entrenar y estudiar unos meses.
Kou y Natsu estaban tan preocupadas por él que habían optado por regalarle el perrito para que, al menos, saliera para pasearlo.
Aunque su padre no quería saber nada de su sexualidad, le había dado trabajo en su empresa y, acabados los estudios, se fue a vivir con Nacho que se había dedicado a la carrera deportiva. Los chicos nos eran pareja pero seguían siendo muy buenos amigos. Kuro no había contado a Nath los sentimientos de Nacho y Nacho tampoco se esforzó.
Un par de años después de asentarse, pasó junto a un parque recordando la promesa que le hizo Kuro, optando por adoptar al niño que le había jurado.
Nath no había contado nada a Kou ni Natsu sobre el pequeño, y había hecho jurar a Kandy y Jak que tampoco dirían nada.
A Kandy le había afectado mucho la muerte de Kuro. Se había encerrado varios meses en su cuarto y hasta Jak se asustaba a veces de ella. Al morir su hermano y tutor, a Kandy la adoptó un hombre que llevaba una clínica para gente con problemas.
Jak no había conseguido tener una relación seria con ella, pero eran inseparables. La chica, de ahora 18 años, solía ir a jugar con el niño que le encantaba cogerla de las coletas.
Y allí estaban los cuatro: Nath, Nacho, Princeso y el niño de 3 años; esperando a los demás.
Nacho no tenía pegas con el niño; le recordaba tanto a Kuro que le quería como si fuese su propio hijo aunque no tuviera el derecho sobre él. El deportista miró a su amigo que estaba serio y triste como cada aniversario de la muerte de Kuro. Nacho suspiró y le puso la mano en la pierna mientras el niño se acercaba a ellos, abrazándose a sus piernas.
-¿Cando venen las itas, api?
Un niño pequeño y con rizos correteaba jugando con un perrito bajo la atenta mirada de los dos chicos que lo acompañaban.
Nath no dejaba de vigilar a su hijo, pensando lo mucho que le recordaba a Él.
Kuro había estado ingresado varios meses más en el hospital, siendo visitado todos los días por Nath y varias veces por Kandy, Jak, Natsu, Kou, Nacho e incluso Nazz.
Todos habían puesto de su parte para que el chico no lo pasara mal, y él había hecho lo mismo con los demás.
Kuro luchó con fuerza durante aquellos meses, pero el cáncer pudo con él. A Nath le costó mucho asimilar la muerte de su amado e incluso se había encerrado en casa y había dejado de entrenar y estudiar unos meses.
Kou y Natsu estaban tan preocupadas por él que habían optado por regalarle el perrito para que, al menos, saliera para pasearlo.
Aunque su padre no quería saber nada de su sexualidad, le había dado trabajo en su empresa y, acabados los estudios, se fue a vivir con Nacho que se había dedicado a la carrera deportiva. Los chicos nos eran pareja pero seguían siendo muy buenos amigos. Kuro no había contado a Nath los sentimientos de Nacho y Nacho tampoco se esforzó.
Un par de años después de asentarse, pasó junto a un parque recordando la promesa que le hizo Kuro, optando por adoptar al niño que le había jurado.
Nath no había contado nada a Kou ni Natsu sobre el pequeño, y había hecho jurar a Kandy y Jak que tampoco dirían nada.
A Kandy le había afectado mucho la muerte de Kuro. Se había encerrado varios meses en su cuarto y hasta Jak se asustaba a veces de ella. Al morir su hermano y tutor, a Kandy la adoptó un hombre que llevaba una clínica para gente con problemas.
Jak no había conseguido tener una relación seria con ella, pero eran inseparables. La chica, de ahora 18 años, solía ir a jugar con el niño que le encantaba cogerla de las coletas.
Y allí estaban los cuatro: Nath, Nacho, Princeso y el niño de 3 años; esperando a los demás.
Nacho no tenía pegas con el niño; le recordaba tanto a Kuro que le quería como si fuese su propio hijo aunque no tuviera el derecho sobre él. El deportista miró a su amigo que estaba serio y triste como cada aniversario de la muerte de Kuro. Nacho suspiró y le puso la mano en la pierna mientras el niño se acercaba a ellos, abrazándose a sus piernas.
-¿Cando venen las itas, api?
Nathan miró al pequeño, sonriendo
con dulzura como cada vez que lo veía, mientras se agachaba a cogerle en
brazos.
-Ya no tardarán, mi rey –Susurró,
besándole en la mejilla-¿Jugamos a un juego? Tú vas a ir con Princeso a
esconderte, pero donde papá no te pierda de vista; y cuando aparezca la chica
de pelo azul te abrazas a ella. Verás que susto y que diver. ¿Verdad, tito?
–Dijo, mirando a Nacho con una sonrisa
-Claro -Dijo Nacho, sonriendo al
pequeño- Corre, corre, escóndete con Princeso
El niño se movió sonriendo ante el juego y bajó de los brazos de su padre, echando a correr para esconderse con el perrito.
Nacho sonrió al verlo y miró luego a Nath.
-¿Crees que les gustará?
El niño se movió sonriendo ante el juego y bajó de los brazos de su padre, echando a correr para esconderse con el perrito.
Nacho sonrió al verlo y miró luego a Nath.
-¿Crees que les gustará?
Nathan asintió mientras miraba al
pequeño.
-Estoy seguro. Es un amor de niño, y
además es nuestro hijo. Les encantará y me reñirán –Rio suavemente a lo que
Nacho le imitó
-Seguro
Nacho sonrió, sin quitar vista al
niño, pudiendo observar las cuatro personas que se acercaban desde lejos. Kandy
y Jak habían ido a recoger a Natsu y Kou al aeropuerto porque se habían ido a
vivir fuera por cuestión de trabajo. Kou se había teñido, pero eso ya lo
sabían. Nath permanecía en contacto con ellas salvo para hablar del niño del
cual no sabían nada.
Kandy y Jak iban delante, cogidos de la mano. La muchacha miró a Nath preguntándose donde estaría el niño pero no quiso decir nada por si fastidiaba alguna sorpresa.
Kou y Natsu, aunque tristes, no pudieron evitar sonreír al ver a Nath, lanzándose a abrazarle. Nathan las imitó al momento. Aunque fuera el día que era, se alegraba muchísimo de verlas.
Kandy y Jak iban delante, cogidos de la mano. La muchacha miró a Nath preguntándose donde estaría el niño pero no quiso decir nada por si fastidiaba alguna sorpresa.
Kou y Natsu, aunque tristes, no pudieron evitar sonreír al ver a Nath, lanzándose a abrazarle. Nathan las imitó al momento. Aunque fuera el día que era, se alegraba muchísimo de verlas.
-¿Cómo estais? –Susurró el chico
-Genial –Reconoció Natsu- ¿Y tú?
-Perfecto –Respondió Nath mientras
miraba al niño que comenzó a acercarse corriendo tras una señal de Nacho. A
pesar de estar tan lejos, corría con los brazos extendidos dispuesto a abrazar,
haciendo que Nacho y Nath sonrieran. El pequeño corrió hasta las dos chicas,
abrazándola.
-¡Itaaa!
Kou se sobresaltó cuando algo le
agarró la pierna y más cuando chilló llamándola "Tita". La ahora
pelirosa miró al niño y luego a Nath y Nacho.
-¿Qué es esto, Nath?
-¿Qué es esto, Nath?
-Vuestro sobrino –Respondió mientras
cogía a su hijo en brazos y le daba un besito-Muy bien, cariño
Natsu miró al niño con ojitos
mientras este reía porque la broma había salido bien.
-¡Que monada! -Chilló, cogiéndole la carita- No sabía que Nacho y tú...
-Es suyo y de Kuro -Se apresuró a decir el deportista mientras el niño se estiraba hacia él- ¿Qué pasa, cielo?
-Vamo a ve a api
-¿Os importa que nos adelantemos? -Dijo Nacho a los demás
-Vamos contigo -Dijo Kandy, sonriendo al pequeño- Vamos a ver a papi
-¡Que monada! -Chilló, cogiéndole la carita- No sabía que Nacho y tú...
-Es suyo y de Kuro -Se apresuró a decir el deportista mientras el niño se estiraba hacia él- ¿Qué pasa, cielo?
-Vamo a ve a api
-¿Os importa que nos adelantemos? -Dijo Nacho a los demás
-Vamos contigo -Dijo Kandy, sonriendo al pequeño- Vamos a ver a papi
-Gracias, Nacho –Dijo Nathan
dándole el niño a Kandy que enseguida se puso a jugar con una de sus coletas
-La tata huede ben
-Claro, a chuches –Reía Kandy
mimándole mientras caminaba con Jak y Nacho
Nath los miró sonriendo y suspiró,
girándose después a la otra pareja.
-Prometí a Kuro en su día que
tendríamos un hijo juntos, y no quería dejar que esa promesa se perdiera. Kuro
era mi vida… Y aunque ya no esté aquí, sigue siéndolo
-No has querido pasar página ¿Eh?
-Dijo la ahora pelirosa, cogiendo la mano de Natsu, caminando con Nath hacia
donde iban los demás
-No pienso hacerlo. Me gusta esta
historia –Reconoció Nath, acercándose a los demás
Las chicas lo miraron apenadas,
observando al grupo. Kandy y el niño estaban arrodillados ante la tumba de
Kuro. La muchacha le había dado una flor, dejando que la pusiera en el jarrón
que acompañaba la lápida.
No estaba triste. El pequeño sabía todo sobre su otro papá pero no estaba triste nunca. Kandy miró a Nath llegar, levantándose para dejarle a él con su hijo, sonriendo suave.
No estaba triste. El pequeño sabía todo sobre su otro papá pero no estaba triste nunca. Kandy miró a Nath llegar, levantándose para dejarle a él con su hijo, sonriendo suave.
-Todo tuyo
-Gracias, pequeña –Susurró, dándole
un beso en la cabeza y sentándose después con su hijo junto a la tumba-¿Ya has
hablado con papi? ¿Le has dicho que conociste a las titas? –Nath abrazó a su
hijo en su regazo mientras el niño asentía a todo-¿Le has dado besos de parte
de papá? –Nathan comenzó a jugar con sus ricitos como hacía con los de Kuro- ¿Y
que le quieres? ¿Le dijiste eso?
El niño asentía contento ante la
mirada de los demás que sonreían suavemente.
-Ije que en zu cumpe le voy a taed un degalo. ¿Podemos venid? -Preguntó el pequeño con ternura, mirando la foto que había en el colgante que su padre le había regalado. Iba a ser el regalo de San Valentín de Kuro; pero había acabado en su cuello. Se trataba de un collar con la foto de sus dos padres
-Ije que en zu cumpe le voy a taed un degalo. ¿Podemos venid? -Preguntó el pequeño con ternura, mirando la foto que había en el colgante que su padre le había regalado. Iba a ser el regalo de San Valentín de Kuro; pero había acabado en su cuello. Se trataba de un collar con la foto de sus dos padres
Nathan sonrió y asintió.
-Claro mi amor –Susurró-Piensa algo
bonito para traerle
El pequeño asintió mientras Nacho
le extendía la mano para que se levantara.
-Dejemos a papá con papi y las
titas
El niño asintió sonriendo y lanzó
un besito a la tumba, alejándose un poco con Nacho, Kandy, Jak y el perrito.
Nath aprovechó para coger una rosa y dejarla en la tumba, mirando la foto en la
lápida, acariciándola.
-¿Cómo estás mi vida? ¿Has visto?
Hemos venido todos a verte. Toda la familia está aquí para decirte que te
queremos y que jamás te borraremos de nuestros corazones. Estoy seguro de que
Dylan te cuida y de que estás feliz junto a él y viéndonos felices a nosotros.
Espero que no nos olvides cuando llegue nuestro momento y que nos guíes a
seguir el buen camino. Estés donde estés siempre seremos el uno del otro, pero
sé que te están cuidando ahí arriba y por eso sonrío cada día. Te amo. Te amo
muchísimo –El trío se secó las lágrimas con suavidad mientras Nath se
levantaba, sonriendo a las otras chicas- ¿Os venía a cenar esta noche?
-Claro -Dijo Kou sonriendo mientras
terminaba de secarse las lágrimas, dejando una rosa en la tumba y mirando al
pequeño que corría con el perrito, vigilado por Nacho y Kandy- ¿Nacho quiere al
pequeño?
-Como si fuera suyo –Reconoció
Nath, abrazándolas en condiciones- Os he extrañado muchísimo
-Nosotras también -Contestó su
prima correspondiendo- Pensábamos que posiblemente hubieras acabado con
Nacho...
Nath negó.
-Nacho es muy mono… Pero nadie como
Kuro
Kou y Natsu le sonrieron, viendo
como Nacho se agachaba ante el pequeño poniéndole el mismo gorro de lana con
orejitas que le regaló a Kuro. Nath sonrió al ver eso, mordiéndose el labio.
-Es un niño precioso ¿Verdad?
-Lo es...
Kou miró al niño y al gran parecido que tenía con su hermano, mirando después a su ex cuñado.
-¿Cómo se llama?
Kou miró al niño y al gran parecido que tenía con su hermano, mirando después a su ex cuñado.
-¿Cómo se llama?
Nathan sonrió mirando a Kou.
-Kuro Skelleton O’Brian
Kou y Natsu lo miraron
impresionadas y luego sonrieron viendo al niño. Seguro que en alguna parte, el
tocayo del pequeño también sonreía al ver a la familia tan unida.